Por una España sin ZP

lunes, febrero 27, 2006

ENTEVISTA

Alejandro Arenzana, miembro fundador de www.gruporisa.com
«Las querellas que nos han puesto están dirigidas por Fernández de la Vega y Caldera»
Alejandro Arenzana

Logroño, 1985
Estudiante de explotación de sistemas informáticos
El 16 de marzo de 2004 abre, junto con otros tres estudiantes, la web gruporisa.com
El 20 de febrero, ante las presiones recibidas desde el Grupo Prisa, deciden poner fin a su aventura en la red

Hemos recibido amenazas de proetarras: 'Sabemos donde vives', 'te mueves por tal zona'...
Por Israel Cuchillo
Periodista Digital

Lunes, 27 de febrero 2006

Esta vez Goliat ha podido con David porque el Todopoderoso (Gobierno) estaba de parte del gigante. A Polanco no se le tumba con una honda que tira pellizcos virtuales en lo blando de la bragueta: una querella criminal y se acabó la crítica. Más si la broma se completa con otra querella y con la amenaza a la integridad física llegada de círculos proetarras. "No hemos podido aguantar más", dice Alejandro Arenzana, uno de los cuatro fundadores de gruporisa.com.
Pregunta: ¿Por qué habéis cerrado la página?
Respuesta: Porque estamos sometidos a una presión muy grande. Nos atacan constantemente, tenemos puestas dos querellas criminales por empresarios afines al Gobierno -Prisa es una; la otra, que es del País Vasco, me la reservo-, hemos recibido amenazas de gente proetarra mediante llamadas telefónicas y mails en los que nos decían cosas del tipo 'sabemos donde vives, te mueves por tal zona...'. No hemos podido aguantar más.

P: ¿Qué ha podido más, las querellas o las amenazas de los proetarras?

R: Los ataques de los grupos mediáticos afines al Gobierno, que son brutales. Se creen impunes para poner querellas a todo el mundo y para mentir. Lo de las amenazas, por un oído nos entra y por otro nos sale.

P: ¿En qué se basan esas querellas?

R: Prefiero no especificarlo, porque todavía no se han resuelto. Lo que sí puedo contar es que las querellas están dirigidas por María Teresa Fernández de la Vega y por Jesús Caldera, que además son los dueños de la página www.losgenoveses.net. La crearon en una oficina del Congreso de los Diputados.

P: ¿Y además de las querellas?

R: A los dos meses de poner en funcionamiento gruporisa.com, Prisa amenazó mediante burofax a la empresa gallega donde teníamos el servidor y tuvimos que migrar a uno estadounidense. También utilizaron sus medios de comunicación para bombardear nuestros nombres y apellidos en diciembre de 2004. Salimos en la Ser, en CNN +, en la portada de El País... Nos relacionaban con la Cope y con la Conferencia Episcopal a raíz del fotomontaje que hicimos de las ministras en ropa interior. La denuncia la hizo Mercedes Rico, directora general de Asuntos Religiosos del Gobierno.

P: ¿Tenéis algo que ver con el Grupo Risa de Cope?

R: No, jamás hemos tenido colaboración alguna. Nos han utilizado para crearle problemas a Federico Jiménez Losantos y a la propia Cope.

P: Se especulaba con que el Grupo Risa de Cope tenía que tener algún tipo de relación con vosotros para que pudiérais utilizar el dominio gruporisa.com.

R: El dominio lo compramos el 16 de marzo de 2005 y ahora, a raíz del cierre de la web, la Cope nos lo ha pedido.

P: ¿Y por qué decidís llamaros gruporisa.com?

R: Para molestar a Prisa. Por eso hicimos un diseño web muy parecido al que ellos tenían en su página por aquel entonces.

P: ¿Cuál ha sido el contenido que habéis publicado que más problemas os ha ocasionado?

R: El montaje de las 'ministras Vogue'. Fue lo que más le fastidió al Gobierno.

lunes, febrero 20, 2006

CAE GRUPORISA.COM

Queridos amigos,

hoy al abrir el correo he recibido un mail el cual dice que cierran la página dedicada al movimiento anti-zp llamada Grupo Risa. Me parece increíble que esto pase en un país donde se supone que gozamos de una monarquía constitucional. Increíble ver que una página tal como Genoveses.net siga existiendo después de que haya salido a la luz quién fue el que la fundó. Está claro que estamos en una dictadura por debajo de la mesa en la cual hay que esconderse y peor aún, se es perseguido por tener ideas diferentes a las que nuestro Desgobierno defiende.

Es un día triste.

Pero sigamos con nuestra batalla.

Algún día se sabrá la verdad

domingo, febrero 19, 2006

Suiza, Plataforma de ETA



Soy leal a mi país, Suiza, democracia desde 1291; pero no tengo porque serlo con aquéllos políticos que lo gobiernan con posturas cobardes y oportunistas. Es precísamente la despreciable postura de esos ‘gobernantes’ que pone en evidencia lo acertado de las iniciativas del Presidente Aznar. Digo que soy leal con mi país, porque he denunciado con anterioridad los hechos a las autoridades suizas, concretamente Ministerio de Interior, Ministerio de Exteriores y Ayuntamiento de Zürich, donde ocurrieron los hechos. Los dos primeros echaron balones fuera, amparándose en la ‘libertad de expresión’ y el Ayuntamiento de Zürich, máximo responsable de lo ocurrido, ni siquiera contesta. A continuación, la traducción de mi protesta:

Protesta

Es increíble para mí, que mi patria, Suiza, una de las democracias más antíguas del mundo, se preste a ser plataforma de postulados criminales de los malnacidos de ETA, amparándose en la libertad de expresión. ¿Cómo puede Suiza despreciar a otras democracias y a sus propios cuidadanos, otorgando libertad de expresión a elementos criminales y a sus ayudantes para propagar consignas antihumanas e ilegales? – Como suizo libre me siento despreciado e insultado.

El pasado sábado 03 de mayo 2003 tuve que constatar que en las fiestas en torno al 1º de mayo en el ‘Zeughausareal, Kreis 4’ en Zürich estaban representados con caseta propia los grupos criminales ayudantes de ETA. En la caseta se hizo propaganda ‘a favor de la liberación de los “presos políticos” de ETA (“euskal presoak”) en España’. Supongo que las autoridades suizas estarán enteradas que España es una Democracia reconocida. Y, por lo tanto, deberían saber, que en una democracia reconocida no hay presos políticos. En todas las democracias hay criminales encerrados, como los criminales de ETA en España. ¡Esos criminales de ETA han asesinado en España a muchos ciudadanos inocentes y siguen haciéndolo! – En esa caseta de los representantes de los criminales de ETA, autorizada por el Ayuntamiento de Zürich, también se repartieron panfletos a favor de Josu Ternera, pistolero de ETA, huido de la justicia con orden de búsqueda y captura. Los jueces le acusan de numerosos asesinatos.

El grupo representado en Zürich ha sido declarado ilegal por el Tribunal Supremo en España, por numerosas pruebas de su pertenencia a la organización terrorista ETA. Y ahora incluso está en la lista internacional de organizaciones terroristas (Bush/Aznar, Washington, 07.05.2003).

¿Con que razón se permiten las autoridades de Zürich de menospreciar e insultar a ciudadanos dignos suizos y de otras democracias (entre ellas España), mediante éste tipo de permisos? - ¿Ha actuado el Ayuntamiento de Zürich de la misma forma, defendiendo los derechos de las víctimas del terrorismo o de ciudadanos oprimidos, torturados y asesinados de dictaduras como China, Corea del Norte, Cuba o Irak? - ¿También les han dado las mismas oportunidades para la ‘libertad de expresión? - ¿O, es que las autoridades de Zürich han perdido el norte de tal manera, que no les importa arriesgar las buenas relaciones con España?

¡El mínimo que se espera del Ayuntamiento de Zürich, es que se disculpe!

Además, ¡las autoridades suizas tienen la obligación de cooperar activamente en la detención de criminales perseguidos por la justicia! – En el caso que nos ocupa, significa, por lo menos, cooperar con los datos que tienen de los malnacidos que pidieron el permiso para la caseta, de forma inmediata, entregándolos a la justicia española. ¿O, es que las autoridades de Zürich quieren convertirse en cómplices de los asesinos de ETA?

ASI NOS TRATA EL SR. CABALLERO EN ALCOBENDAS

Cae un clan colombiano que blanqueó cantidades millonarias en pisos y arte
CRUZ MORCILLO

La Policía ha detenido a 22 personas, ha bloqueado 112 cuentas bancarias e intervenido 500 piezas de arte precolombino en uno de los mayores golpes mundiales
MADRID. Los «Vargas» vivían hasta hace unos días en La Moraleja y Somosaguas, en casas-museo sembradas de obras de arte, joyas y maderas nobles. Se desplazaban en Jaguar y Mercedes, sus hijos estudiaban en los colegios más exclusivos de Madrid; eran socios de clubes de golf y equipos de fútbol y en sus billeteras nunca faltaban miles de euros en efectivo, hasta el punto de comprar en unos días cuarenta pisos y locales por valor de ocho millones de euros. Este nivel de vida se desarrollaba amparado en sociedades fantasmas y ruinosas. Ahora varios de sus miembros viven en la cárcel, después de que la Policía haya capturado a 22 personas que se dedicaban a blanquear cantidades multimillonarias procedentes del narcotráfico en lo que se considera uno de los mayores golpes asestados a este tipo de organizaciones.Las investigaciones de la Brigada de Delincuencia Económica y Financiera de la UDEV Central que han durado tres años han permitido desmantelar el complejísimo entramado financiero, sustentado en operaciones inmobiliarias, obras de arte y otros negocios, que esconde cantidades desorbitantes y han puesto a los investigadores sobre la pista de procedimientos para lavar dinero muy novedosos. Los «Vargas», con los hermanos Alfonso y Rodrigo a la cabeza y una interminable lista de esposas, hijos, cuñados y sobrinos como parte del negocio, llevan desde finales de los ochenta afincados en España, aunque sus refinadas actividades financieras datan de finales de los noventa. La Policía colombiana los sitúa en el entorno del cartel de «los Guaras»y está constatada su relación con otros afamados narcotraficantes, tales como el desaparecido Pablo Escobar, dado que no sólo blanqueaban su dinero, sino también el de otras organizaciones. Algunos de sus parientes fueron víctimas de ajustes de cuentas y secuestros en su país, de ahí que decidieran vivir en un lugar más tranquilo y menos incómodo.
Métodos novedosos de lavado
Los investigadores siguieron su rastro tras comprobar el ostentoso nivel de vida que seguían sin actividad profesional que lo sustentara. Contaban con sociedades dedicadas a la explotación de locutorios y de envíos de dinero (cinco locales) y se valían de diversos métodos. Uno de los principales era el lavado de dinero a través de continuas y millonarias inversiones inmobiliarias con entregas en efectivo y créditos que solían cancelar de forma anticipada. Solían también adquirir de forma masiva pinturas y esculturas, hasta el punto de acaparar el mercado de determinados pintores como Muñoz Vera -guardaban cuadros incluso en los desvanes-; utilizaban a personas de su entorno para hacer declaraciones de divisas, recibían transferencias de cuentas radicadas en paraísos fiscales y se dedicaban asimismo a operaciones de compensación de dinero entre España y Colombia, de forma que no quedase constancia documental de estos movimientos de ingentes cantidades (sólo titubeantes conversaciones telefónicas). Según los investigadores en contadísimas ocasiones se ha logrado asestar un golpe como éste a la infraestructura económica de los narcos.

ABC, sábado, 27.09.2003

El Ayuntamiento de Alcobendas y el Narcotráfico
¡Ayúdenme, por favor!


Estimados amigos:

Ya que el Ayuntamiento de Alcobendas defiende a mi vecino Narcotraficante, tengo que acudir a la prensa. En el chalet de mi vecino colombiano ya solo vive un matón negro. ¿Será para vigilar los billetes escondidos? – Según ABC del sábado 27.09., a mi nuevo vecino le han detenido, junto a su hermano y otras 22 personas, le han bloqueado 112 cuentas bancarias y le han intervenido 500 piezas de arte precolombino. ABC dice, que es uno de los mayores golpes mundiales contra el Narcotráfico. Ahora solo queda un pobre negro en la casa, su ‘amo’ está en la cárcel. Y el negro, ahora, es algo más humilde. Pero no lo era tanto, cuando se encontraba acompañado por una docena de otros matones. ¿Qué diría usted, querido lector, si derrepente le toca un vecino así? - ¿Se preguntaría usted, a lo mejor, por qué se siente ese delincuente tan seguro, como para instalarse en una urbanización como … en La Moraleja? - ¿Qué protectores tiene? - ¿Hay Alcaldes entre ellos? – Aterrorizó a toda la urbanización con sus 20 coches, innumerables hijos, padres, abuelos, cuñados, primos, hermanos, cuñados y no sé qué más. Sus fiestas escandalosas nos quitaron el sueño muchas noches y la policía local de Alcobendas no quiso acudir. ¿Qué es eso de no acudir la policía, si no te dejan dormir? - ¿Qué habrán hecho esos delincuentes colombianos, para que la policía no acuda? – El prepotente mafioso Rodrigo Vargas, también acometió hace 18 meses una obra mayor, ilegal por supuesto, sin licencia de obra correspondiente. ¿Qué y cuánto habrá hecho ese Narco en el Ayuntamiento de Alcobendas, para que la obra sea, derrepente, ‘legal’. Yo denuncié esa obra, con pruebas, porque me perjudica. Pero me he quedado indefenso. Dice ABC: “nunca faltaban miles de euros en efectivo, hasta el punto de comprar en unos días cuarenta pisos y locales por valor de ocho millones de euros”. ¡Cuánta tentación para estómagos agradecidos! - ¿Quién tiene que investigar ésto? - ¿La Prensa? - ¿La Policía? O ¿existe acaso otro escándalo político? - ¡Éste sí que sería gordo! Bastante más gordo que el de la Comunidad de Madrid! - ¡Ayúdenme, por favor!
En el anexo encontrarán el artículo de ABC mencionado.

Un cordial saludo


Respuesta al artículo publicado en Tribuna

El Ayuntamiento de Alcobendas miente

El Ayuntamiento de Alcobendas no contesta mis preguntas. Tampoco da datos concretos. Pero, eso sí: miente.

Miente en su respuesta en página 8 de la Tribuna de noviembre 2003. A continuación, no haré referencia a todas las mentiras. Solamente a aquéllas relacionadas con la obra ilegal del Chalet 1.

Miente afirmando que yo haya hecho algo que sea constitutivo de delito. No somos delincuentes. Somos una familia respetable desde hace muchas generaciones. Nosotros no tenemos costumbre de mentir, como, aparentemente, la tiene el Ayuntamiento de Alcobendas.

Miente, diciendo que resulta infundada mi indefensión.

Miente, alegando que yo siempre haya tenido conocimiento de las diferentes acciones que desde el Ayuntamiento se han realizado respecto a la obra ilegal del vecino.

Oculta que todo el proceso está plagado de chapuzas, falta de rigor, olvidos y, sobre todo, de una lentitud sorprendente.

El Ayuntamiento miente, porque en uno de sus escritos (anexo a esta carta) declara la obra que yo denuncio, como NO EXISTENTE.

El Ayuntamiento de Alcobendas miente, afirmando que en su actuación respecto de la obra ilegal del Chalet Nº 1 haya seguido por un proceso totalmente legal y regular.

Ya que el Ayuntamiento miente y dice que ha seguido un procedimiento totalmente normal y legal, mientras declara una obra realizada como NO-EXISTENTE, nosotros (quiere decir mis abogados y yo) les informamos que tenemos las PRUEBAS irrefutables que demuestran la existencia de la obra.

Además, como parece que no saben leer bien ni siquiera sus propios documentos, cometen otra falta de rigor. Lo que yo denuncié no es ninguna obra de un porche delantero. Se trata de la obra ilegal, del porche TRASERO. Lo pueden leer en mis denuncias. ¡Lean! Finalmente:

¡Enhorabuena! - Han coordinado ustedes muy bien su respuesta en la Tribuna con la otra parte. ¡Han salido juntitos en contra mía! - ¡Para que luego se quejen que yo diga de qué lado están (y con quién)! - Si no quieren oler mal, entonces tengan más cuidado y no pisen la mierda. ¡No discriminen a ciudadanos respetables, mientras echan una mano a delincuentes que destruyen la convivencia pacífica entre vecinos! – Ustedes deberían de ocuparse más de los derechos de la gente de bien, y no intentar criminalizar (como lo hacen en la última Tribuna) a ciudadanos honrados que se ganan su vida con su trabajo, y no con el tráfico de drogas.

El Ayuntamiento de Alcobendas se lava las manos y yo no sé, si es por incompetencia, mala voluntad o dinero. Y yo me permito, como ciudadano libre, de decir lo que pienso de su actuación. Si otros muchos piensan como yo, y no se atreven a decirlo, por algo será….

Sobran las lecciones en Democracia del último párrafo de su carta. No tienen fuerza moral para eso.



La Moraleja, 20 de noviembre 2003

El Alcalde de Alcobendas:
¡Menudo ‘Caballero’!



Un ‘caballero’ que usa los medios del Ayuntamiento, es decir el dinero de todos los ciudadanos, en contra de los ciudadanos de bien; entablando acciones y juicios en contra de ellos, que luego pierde. Vamos, casi prevaricación.

Señor ‘Caballero’: ¡Ya tiene usted suficientes años (no sé, si suficiente inteligencia), para ser más humilde, más educado y menos prepotente (con nuestros medios y con nuestro dinero)!

Usted ha intentado meterse conmigo y ha perdido. ¿Quiere intentarlo de nuevo? - ¡adelante! - ¡hágalo!

Usted no solo pierde conmigo. Usted está empezando a perder con todo el mundo. Vamos, ¡despierte! – Siga así, y pronto dejará de ser Alcalde.

A continuación le dedico al Señor Alcalde de Alcobendas algunos extractos de la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, donde el Alcalde ‘Caballero’, después de yo ser absuelto por el Juzgado de lo Penal número 15, este ‘señor’ presentó un recurso que fue desestimado. Vamos, que ‘Caballero’ - que rima con ‘Bananero’ – perdió. He aquí las perlas:

El acusado publicó en la ‘Tribuna de la Moraleja’ una carta abierta bajo el título “El Ayuntamiento de Alcobendas y el Narcotráfico….en la que expresaba, entre otras, las siguientes frases: “Ya que el Ayuntamiento de Alcobendas defiende a mi vecino narcotraficante, tengo que acudir a la prensa (…) ¿Qué protectores tiene? ¿Hay Alcaldes entre ellos? (…) El prepotente mafioso (…) también acometió hace 18 meses una obra mayor, ilegal por supuesto, sin la licencia de obra correspondiente. ¿Qué y cuánto habrá hecho ese narco en el Ayuntamiento de Alcobendas para que la obra sea de repente ‘legal’? – “El Ayuntamiento de Alcobendas miente, afirmando que su actuación respecto de la obra ilegal del chalet número 1 haya seguido por un proceso totalmente legal y regular” (…) “El Ayuntamiento de Alcobendas se lava las manos y yo no sé si es por incompetencia, mala voluntad o dinero” (…)

El Juzgado de lo Penal número 15 me absolvió del delito de injurias el 27 de enero 2005 y el ‘Caballero’ Alcalde, de forma visceral, como es él, hizo recurso, malgastando los medios de todos los ciudadanos. He aquí una cita del Fallo de la Audiencia Provincial de Madrid del 16 de septiembre 2005, contra la que ya no cabe recurso:

“(…) Los denominados ‘personajes públicos, y en esa categoría deben incluirse, desde luego, las autoridades y funcionarios públicos, deben soportar en su condición de tales, el que sus actuaciones en el ejercicio de sus cargos y funciones se vean sometidos al escrutinio de la opinión pública y, en consecuencia, a que no solo se divulgue información sobre lo que digan o hagan en el ejercicio de sus funciones, sino, incluso, sobre lo que digan o hagan al margen de las mismas, siempre que tengan una directa y evidente relación con el desempeño de sus cargos. Los medios de comunicación social, como ha indicado en tantas ocasiones el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, cumplen así una función vital para todo Estado democrático, que no es sino la crítica de quienes tienen atribuida la función de representar a los ciudadanos. El personaje público deberá tolerar, en consecuencia, las críticas dirigidas a su labor como tal, incluso cuando éstas puedan ser especialmente molestas o hirientes, sin que pueda esgrimir frente a esa información género alguno de inmunidad o privilegio, y frente a las que tiene más posibilidades de defenderse públicamente de las que dispondría un simple particular (…)”.

Así que, ‘Señor’ ‘Caballero’: bájese del burro y acepte las reglas de juego, o deje la política y dedíquese a otra cosa.

A mis demás conciudadanos les invito a que no se queden callados ante la prepotencia y los abusos de este ‘Caballero’. A pesar de todo, la Justicia existe.

El nuevo Orden internacional de la década de los noventa: la situación de la ONU y el papel de los EEUU en un mundo globalizado

Introducción

Tras décadas de Guerra Fría y animada por la firme política seguida por Ronald Reagan, la Unión Soviética comenzó su proceso de descomposición, dejando atrás el sueño de una sociedad comunista. La caída del Muro de Berlín fue, más que ningún otro, el símbolo de una nueva época que nacía llena de esperanza. Años de miedo al holocausto nuclear quedaban atrás, pues ninguna gran potencia dotada de armamento nuclear –EE.UU., Francia, el Reino Unido, Rusia o China- era percibida como una amenaza inminente a nuestra seguridad. Décadas de utopía comunista quedaban arrumbadas en los grandes basureros de la historia, dejando atrás los desastres de todo tipo provocados por la ingeniería social ensayada con total desprecio a los derechos humanos y a los principios y valores que han estado en la base de la cultura occidental.

El ciclo iniciado con la I Guerra Mundial parecía cerrarse en 1989. Si entonces se hizo evidente la crisis del modelo liberal clásico, con el desprestigio del sistema parlamentario y la emergencia de los ismos –comunismo, fascismo, nazismo...- ahora una renovada democracia-liberal parecía convertirse en el único régimen político legítimo, dejando atrás experimentos totalitarios cuyos terribles resultados les habían hundido en el desprestigio.

Entre 1989 y 2001 la sociedad internacional y, muy especialmente, las naciones occidentales trataron de establecer los parámetros de un nuevo orden. No era una opción, sino una necesidad. Algunas de nuestras instituciones estaban marcadas, formalmente o de hecho, por la experiencia de la Guerra Fría y había que adaptarlas a la nueva situación. De otra forma entrarían en crisis, por puro anacronismo, lo que sólo podía beneficiar a los enemigos de Occidente.

Naciones Unidas había nacido sobre los escombros de la II Guerra Mundial y en la idea de que el acuerdo entre las grandes naciones que habían formado la coalición de guerra –EE.UU., la URSS y el Reino Unido- se mantuviera. El proyecto inicial se pudo desarrollar muy limitadamente, al proclamarse en Marzo de 1947 la Guerra Fría, la crisis pre-bélica entre el mundo liberal-democrático y el bloque soviético. El derecho de veto ejercido por los grandes en el Consejo de Seguridad convirtió a este Directorio en un espectador de la política internacional, sin capacidad real para intervenir. La Asamblea General recogía la representación de los estados, en toda su plena realidad: gobiernos títeres de grandes potencias, regímenes corruptos, estados fallidos... dando lecciones de derechos humanos o de cómo afrontar la proliferación de armas de destrucción masiva. El proyecto de dotar a la organización internacional de unas fuerzas armadas propias, con Estado Mayor, quedó reducido a los famosos “cascos azules” o contingentes prestados por los estados miembros para labores de pacificación. La ONU carecería de la fuerza necesaria para imponer sus resoluciones.

La Alianza Atlántica nació, según su primer Secretario General, para mantener a los American in, Russian out and Germans down. En otras palabras, para mantener el compromiso de seguridad establecido por Estados Unidos con Europa durante la Guerra; para impedir que las divisiones soviéticas avanzaran más acá del “Telón de Acero” y para evitar que Alemania volviera a ser un problema. En 1989 Alemania no era un problema ni parecía que fuera a serlo en las próximas décadas. Por el contrario, el eje París-Bonn había actuado de motor del proceso unificador europeo, que gozaba de una amplia aceptación en el Viejo Continente. La Unión Soviética había perdido la Guerra Fría y estaba descomponiéndose en un amplio número de países. No había duda de que Rusia sí sería un problema, pero no de orden militar en el medio plazo. Sin la amenaza soviética y con una mayor autoestima por el relativo éxito de las instituciones continentales, en Europa crecían las voces en favor de un “desenganche” con Estados Unidos.

Las Comunidades Europeas se encontraban ante un doble y no claramente compatible reto: profundizar en la unidad y, al mismo tiempo, incorporar a estados que recuperaban su independencia tras la descomposición de la Unión Soviética. No había duda de su carácter europeo; de que había una cierta deuda moral con esas poblaciones, que habían corrido con la peor parte durante cuarenta años; de que su nivel económico estaba muy por debajo de la media y de que, por lo tanto, la incorporación no sería fácil.

Una nueva mentalidad recorre Europa

Una expresión se hizo bastante común en aquellos días: “cobrar los dividendos de la paz”. La analogía con el lenguaje contable venía a cuento. Eran años en los que había empezado a manifestarse la crisis financiera del denominado “estado de bienestar”. Los recursos se hacían más necesarios que nunca y la clase política tendría mayores dificultades para justificar el mantenimiento de aquellos gastos en defensa desaparecida la amenaza.

La década de los noventa lo fue de desarme moral, más aún que militar. En los años setenta había crecido un movimiento pacifista, centrado en el rechazo del arma nuclear. El despliegue de los SS-20 soviéticos había dado lugar a la “doble decisión” de la Alianza Atlántica, que supondría la instalación de misiles “Crucero” y “Pershing”. La lógica estratégica de aquella medida era evidente y su resultado, a la luz de la perspectiva que nos da el tiempo transcurrido, excelente. Sin embargo, un nuevo movimiento ciudadano creció en su contra. Con el fin de la amenaza aquella actitud ganó adeptos.

El fenómeno más que político era cultural. En Europa aumentaba el número de personas que creía que nuestro nivel de civilización suponía, entre otras cosas, la superación de la guerra. Por una parte, el uso de la fuerza en las relaciones internacionales parecía algo intrínsecamente malo. No era cuestión de circunstancias, sino de naturaleza. Por otro, sentían que tenían derecho a vivir en paz. El disfrute de la paz era una especie de derecho natural, luego quien se atreviera a ponerlo en duda era un peligro para el sistema. Tal actitud despreciaba que el mundo, entonces como ahora, fuera caótico y que resultaba evidente que había estados o grupos dispuestos a atentar contra nuestra seguridad. El mal, a su entender, estaba en nosotros. El resultado fue una despreocupación por los problemas de seguridad, como si se tratara de algo superado.

Si la paz era un derecho que había que garantizar, el primer paso era evitar las circunstancias que nos pudieran arrastrar a la guerra. Paradójicamente, cuando el mundo se hizo más global, Europa quiso ser más local. Si repasamos los debates estratégicos de aquellos días encontraremos interesantes libros y artículos en revistas especializadas centrados en la siguiente idea: el mundo es y seguirá siendo hobbesiano. Lo único que podemos hacer es levantar un muro diplomático para aislarnos, garantizar y disfrutar de nuestra democracia y estado de bienestar y evitar vernos involucrados en crisis ajenas. Europa se compromete con el mundo a través de ayuda económica, que a menudo se queda en manos de gobernantes corruptos, y de ONGs, pero no mucho más.

Eso fue exactamente lo que ocurrió durante la crisis de los Grandes Lagos, en la que enfrentamientos entre tutsis y hutus produjeron miles de muertos sin que hiciéramos nada, más allá de desprecios racistas y lecciones morales. Esta idea de que podemos aislarnos en lo fundamental, a pesar de que nuestro comercio sea global, de que nuestros ciudadanos viven en todos los países del mundo y de que una crisis local acaba teniendo efectos mundiales, persistió y, de hecho continúa perviviendo en el Viejo Continente. Es un sueño de raíces históricas, que trata de negar lo obvio: que en nuestra época el mundo es un patio de vecindad en el que nadie puede obviar su cuota de responsabilidad.

La Alianza Atlántica

Esta actitud se hizo muy evidente durante las negociaciones para la redacción de los conceptos estratégicos de la OTAN de 1991 y 1999. Es decir, sus documentos fundamentales de orden estratégico, que complementan al Tratado de Washington, que es el instrumento jurídico. Si el primero de los conceptos se centró en reconocer que la Alianza no sufría una amenaza sino sólo riesgos, el segundo ya entró en materia. La crisis balcánica era el telón de fondo para una negociación que tenía que dar sentido a una organización que, aparentemente, se había quedado sin su razón de ser.

Aquella sucesión de crisis enseñó a los europeos lecciones tan interesantes como contradictorias:

Europa no estaba libre de amenazas. Más aún, Europa tenía problemas internos, derivados de la descomposición de la Unión Soviética, que podían originar gravísimas consecuencias para la seguridad continental. La desestabilización de Albania produjo una fuerte emigración a Italia, que se encontró desasistida por el resto de los europeos. Alemania apoyó la independencia de Eslovenia, parte del ámbito de influencia del Imperio Austriaco. Los problemas en Kosovo y Macedonia tendían a enfrentar a Serbia con Albania y, sobre todo, a Grecia con Turquía. Por último, no hacer suponía firmar el acta de defunción de la Alianza Atlántica, que no era capaz siquiera de resolver crisis menores en la propia Europa.

Para actuar en Kosovo se había utilizado un principio revolucionario: el derecho de injerencia humanitaria. Si durante siglos se consideró que la no injerencia en los asuntos internos de un estado soberano era una de las garantías fundamentales para preservar la paz, ahora se establecía que en casos en que el gobierno de un estado violara los derechos de sus ciudadanos podía considerarse legítima la intervención de una fuerza internacional para hacerlos prevalecer. Ese hecho, inevitable en aquellas circunstancias, asustó mucho a los europeos, los principales responsables de lo ocurrido.

Europa necesitaba a Estados Unidos para poder hacer uso de la fuerza. Años de insuficiente inversión en capacidades de defensa sumado a la falta de liderazgo o instituciones comunes para dirigir una operación militar llevó a la incapacidad para hacer frente a una crisis menor. Los europeos tuvieron, una vez más, que humillarse e implorar al presidente Clinton que asumiera la dirección de las operaciones. Estados Unidos no tenía ningún interés en intervenir. Sus intereses aparentemente no estaban en juego, pues era una crisis menor y muy localizada. Sólo cuando comprendieron el riesgo de un enfrentamiento entre Grecia y Turquía y el daño que estaba sufriendo la Alianza Atlántica cedieron y, durante los graves sucesos de Bosnia, comenzaron a actuar.

El “gap” de capacidades y la crisis de interoperabilidad. La falta de gasto en defensa había provocado, al cabo del tiempo, una falta de sintonía entre las tecnologías norteamericanas y las de sus aliados, que habían generado efectos muy negativos sobre la capacidad de actuación conjunta en el campo de batalla. La tecnología afecta a la táctica. Un avión no actúa igual si dispone de comunicación segura con su centro de mando y control, si sus ordenadores son capaces de fijar un objetivo desde mucha distancia o si dispone de misiles guiados por láser que si no lo tiene. Estos son ejemplos reales que sucedieron allí y que llevaron a las Fuerzas Armadas norteamericanas y a sus responsables de seguridad a concluir que los europeos, con contadas excepciones, eran un estorbo en el campo de batalla. Una conclusión que influyó años después, cuando los europeos quisieron participar en la campaña de Afganistán y los norteamericanos lo rechazaron.

Una Alianza poco participativa. Ante el alto número de países presentes en el Consejo Atlántico y la posibilidad de que se produjeran filtraciones a los medios de comunicación sobre cómo se desarrollaban realmente los acontecimientos, Estados Unidos optó por informar escuetamente a los aliados. Los ministros de defensa se enteraban por la CNN de la evolución del conflicto. Cualquiera de ellos podía comprender todo lo que había de sensato y profesional en aquel silencio informativo, pero no por ello dejaba de ser humillante.

En este marco internacional se desarrolló la negociación del Concepto Estratégico que, vista en perspectiva histórica, resulta cada vez más interesante. Hubo acuerdo sobre la necesidad de mantener la alianza y sobre los efectos positivos que tenía la estandarización de tecnologías y procedimientos. Ese era un activo que no se debía perder. Hubo también acuerdo sobre el carácter disuasorio del armamento atómico, que se debía reducir pero no eliminar. Sin embargo, un sector de los gobiernos trató de resistir todo lo que pudo al tema capital: las acciones fuera de área. La Alianza debía continuar siendo regional, en un doble sentido: el ámbito geográfico de procedencia de los estados miembros y el ámbito geográfico de la acción. Para un sector encabezado por los socialdemócratas alemanes, el uso de la fuerza sólo era posible si se producía un ataque contra uno de los estados miembros o si estallaba una crisis humanitaria en el espacio europeo. Una vez más se hacía evidente ese deseo de aislamiento al que antes hacíamos referencia.

El Concepto Estratégico de 1999 cerró el camino a las acciones fuera de área, por miedo a verse arrastrados por EE.UU. a intervenciones que no fueran de interés europeo. Sin la URSS, la percepción europea de EE.UU. comenzaba a evolucionar de ser el liderazgo necesario a convertirse en el liderazgo indeseable. EE.UU. no había cambiado, pero nosotros sí.

El triunfo del grupo encabezado por Alemania resultó efímero. La realidad se impuso a los prejuicios europeos y en la Cumbre de Praga se aprobó la actuación fuera de área. La Alianza Atlántica sólo tenía sentido si era capaz de actuar preventivamente antes de que la gravedad de los problemas degenerara en guerra abierta. Si todos estaban de acuerdo en que las grandes amenazas a nuestra seguridad se encontraban en los nacionalismos excluyentes, la proliferación de armas de destrucción masiva, los estados delincuentes, el terrorismo y el crimen organizado, no era posible quedarse en casa a esperar. En concreto, este tipo de problemas requieren una actuación temprana, lo que no quiere decir necesariamente hacer uso de la fuerza.

Naciones Unidas

En los años noventa se vio la posibilidad de rescatar parte de los objetivos originales de Naciones Unidas, una vez finalizada la hostilidad entre el bloque democrático y el comunista. Los resultados no han sido buenos.

La reforma del Consejo de Seguridad es compleja. No es realista pensar que ninguno de los que tienen derecho de veto renuncien a tenerlo y no todos, a fecha de 1995, tienen el poder real como para retener ese privilegio. Las reformas estudiadas apuntan a los que son pero no están como miembros permanentes, pero sin derecho de veto. Una injusticia grave que priva de efectividad a la reforma. Por otro lado, a más miembros, mayor es la complejidad del proceso negociador y menor la posibilidad de llegar a un acuerdo, lo que redundaría en la decadencia de la Organización.

Durante los noventa uno de los temas recurrentes fue el de la prevención de conflictos. Puesto que las grandes potencias se encontraban en una fase de relaciones cómodas, sin peligro de crisis mayores, los riesgos de estallidos violentos entre estados pequeños aumentaba. Si se quería evitar espectáculos como el de los Grandes Lagos o crisis que pudieran llevar a un choque de intereses entre las grandes potencias, lo mejor era prevenir llegando antes. La institución adecuada era, sin lugar a dudas, Naciones Unidas. Como teoría estaba bien, pero la práctica ha sido desalentadora. Por una parte, el derecho de veto ha estado presente en todo momento, cuando un grande veía afectados sus intereses. De otra, la falta de disposición a asumir los riesgos implícitos al uso de la fuerza, por temor a la reacción de la opinión pública, ha supuesto que la presencia de cascos azules en un conflicto en ocasiones se convirtiera en un problema más, dificultando, que no facilitando, su resolución. El ejemplo de las fuerzas holandesas en Sbrenica es una vergüenza para todos nosotros. La diplomacia preventiva será eficaz cuando haya un acuerdo entre los grandes y disposición a usar la fuerza si fuera necesario. Sólo si la amenaza es creíble el amenazado la tomará en cuenta.

La Asamblea General ha entrado en un profundo descrédito, reconocido por la Secretaría General en su documentación oficial, por su comportamiento antidemocrático y contrario a los principios reconocidos en la Carta.

Escándalos de todo tipo, como la inacción ante actos de barbarie, soldados violando a quienes tienen que defender sin que se haga nada desde Nueva York, ayuda humanitaria que va a parar a bolsillos privados... han dañado mucho el prestigio de la ONU.

Organismos inadaptados

La Unión Soviética desapareció pero la ONU no fue capaz de aprovechar la oportunidad que se le brindaba y hoy, como reconoce su Secretario General, se encuentra ante graves retos para poder ocupar el espacio que le corresponde en la política internacional de nuestros días.

La Alianza Atlántica llegó al 2000 herida de muerte. Como agencia de estandarización era un éxito. Los países liberados de la influencia soviética buscaban el ingreso, como garantía de independencia real. Pero el elemento nuclear de la Alianza, el sistema de defensa colectiva, había desaparecido por desidia europea. La falta de inversiones en defensa, el creciente antinorteamericanismo y el rechazo al uso de la fuerza privaron a la Alianza de elementos esenciales para su pervivencia. Hoy es un club de seguridad, donde es mejor estar que no estar, útil para discutir temas de interés general pero, como ha recordado recientemente el canciller Schroëder, ha dejado de ser el lugar donde se toman las decisiones de orden estratégico.

La globalización y sus enemigos

La década de los noventa fue también la década de la globalización. El presidente Clinton hizo de este concepto una de las banderas de su política exterior. El engarce con la tradición diplomática del Partido Demócrata era evidente. La paz sería el resultado de la expansión de los ideales democráticos y el comercio sería uno de los vehículos obvios de este proceso. Así se ha repetido desde el siglo XVIII y así lo creyeron muchos norteamericanos. Con la revolución de las comunicaciones este objetivo de siglos parecía hacerse realidad. La democracia liberal, como comenté anteriormente, era crecientemente percibida en todo el planeta como el más legítimo de los sistemas políticos.

El mundo se hacía más pequeño, veíamos las mismas películas, los mismos informativos, viajábamos con mayor felicidad... un conjunto de hechos que desataban procesos culturales de convergencia: de un mundo de civilizaciones pasábamos a una fase de mayor homogeneidad.

La globalización liberal dio argumentos a la derrotada izquierda radical europea para focalizar su programa en su contra. Todos tenemos en la memoria los sucesos de Seattle a propósito de la cumbre de la Organización Mundial del Comercio. Ese movimiento ha seguido adelante, como vanguardia del antiliberalismo.

Sin embargo, lo más relevante estaba por llegar: la emergencia de un terrorismo islamista. Aquellos que desde el Islam han rechazado a lo largo de la historia el acercamiento a Occidente vieron con horror el éxito de la globalización. Trataron de impedirlo ganando elecciones –Argelia, Turquía, Marruecos- o con golpes de estado... pero fracasaron. Al final optaron por ganar prestigio ante la comunidad musulmana golpeando directamente contra Occidente. Sabíamos de sus intenciones, de ahí que estén recogidas en los documentos de estrategia, pero faltó sensación de inmediatez para tomar mayores medidas.

El terrorismo islamista es un efecto de la globalización, en la medida en que se nutre de la sensación de fracaso colectivo de la comunidad musulmana ante el desarrollo económico y social de otras partes del planeta frente al atraso, corrupción y decadencia en que se encuentran. La amenaza islamista es una realidad no discutida, pero que encuentra a Occidente dividido y con unas organizaciones internacionales en decadencia.

Algunos historiadores hemos rescatado de los manuales la expresión phony war, guerra tonta, acuñada para describir los días comprendidos entre la declaración de la II Guerra Mundial y el inicio de las hostilidades en el frente francés. Fue un tiempo absurdo. Estaban en guerra pero todo seguía igual... hasta que las unidades acorazadas alemanas atravesaron Luxemburgo y la cruda realidad se impuso. Recientemente el presidente Bush ha hablado de período sabático, refiriéndose a los años noventa, en el sentido de que la comunidad internacional abandonó la realidad para entretenerse con temas menores. No está mal visto.

Los noventa fueron un tiempo de transición entre la Guerra Fría y la Guerra contra el Terror, unos años en que buscábamos establecer un nuevo orden internacional sin acabar de creernos dónde estaba el problema real. Pero la realidad siempre se impone a los sueños de la razón.


© 2003-2005 GEES - Grupo de Estudios Estratégicos

jueves, marzo 24, 2005

La Calle

Alfonso Ussía
Artículo publicado en La Razón el Domingo 20/03/2005


El “prestige” navegaba a la altura de La Coruña cuando comenzó a agrietarse. Su capitán, con nombre de tenista griego, tardó en reaccionar. El “prestige” no lo mandaba Aznar, que no es marino. Pero la calle se llenó de pegatineros- todos con la misma pegatina- y el gobierno fue masacrado. Pudo no haber estado afortunado el gobierno en algunas de sus decisiones, pero aquello fue un accidente inesperado, y como se demostró posteriormente, inevitable. Todavía recuerdo al actor gallego Luis Tosar, que interpreta siempre el mismo papel en todas las películas, señalando como culpable del desastre del “prestige” al “enano con bigote” momentos después de recibir uno de los terroríficos premios Goya. El Bloque naZionalista Gallego organizó la llamada plataforma “nunca mais”, y Pepino Blanco se adhirió a ella con entusiasmo. Mientras el alcalde de La Coruña, el socialista Francisco Vázquez, daba una lección de ponderación, justicia y medida, muchos de sus compañeros de partido, se echaron a la calle, para reforzar los exabruptos de los pegatineros. Los españoles se volcaron con Galicia, que se llenó de voluntarios y el dinero público –que para eso está- evitó la ruina y la desesperación de los innumerables afectados. Pero la manipulación constante, la tergiversación de los hechos y el coro permanente de los pegatineros, consiguieron su propósito. Que Aznar fuera el culpable de la tragedia. Veo las calles vacías. Nadie se ha unido al drama de los perjudicados por las obras del barrio del Carmelo. Lo han perdido todo. Sus casas y sus bienes. El Gobierno, en compensación, ha aprobado indemnizarles con 6000 euros por familia. Encantadores. Veo las calles vacías, y no ha sido un accidente. Se trata de una operación delictiva y fraudulenta del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalidad de Cataluña. Se ha construido mal el túnel del Metro, porque se han ahorrado muchos millones de euros en la calidad de los materiales. Mas de mil familias se han quedado sin nada. Y veo las calles vacías. No ha sido un accidente, sino una chorizada descomunal, directamente relacionada con el Partido Socialista de Cataluña en su responsabilidad Municipal y Convergencia y Unión, por parte de la Generalidad. Ni un pegatinero. Ni un grito. Ni una acusación. Telón abajo y corrido velo. Por mil mejillones, todo. Por mil familias, nada. Levísima la crítica de los medios de comunicación afines al gobierno de ZP y al tripartito Catalán. Ha triunfado la consigna. No existe el Carmelo. No pasa nada con el túnel, y a los más de mil afectados, que les den morcilla, o mejor, butifarra catalana. La tragedia de los vecinos del Carmelo, no le importa a nadie. Y el PP, que podía aprovecharse del desastre, educadamente se ha callado. Un silencio políticamente nécio, porque los culpables de la grandísima sinvergoncería son sus adversarios. Me encantaría ver a los pegatineros por las calles de Madrid o Barcelona pidiendo responsabilidades e insultando a los granujas que han dejado en la calle a mil familias modestas. Pero nadie va a movilizarlos. Mil familias obreras que mil berberechos petroleados. Y ZP, tan sonriente.

martes, marzo 22, 2005

HIJOS DE PUTA

Por ALFONSO USSÍA

QUE en España hay mucho hijo de puta es algo que no puede sorprender. La Real Academia Española define al hijo de puta como «mala persona». Se queda corta. Un hijo de puta es mucho peor que una mala persona. Y hay muchos hijos de puta en las concejalías de cultura de un buen número de ayuntamientos. Al menos, de los diecisiete ayuntamientos de localidades cordobesas, coruñesas, castellonenses, granadinas, asturianas, valencianas, murcianas, ilerdenses o barcelonesas que han contratado para sus fiestas a dos grupos presuntamente musicales formados por otros hijos de puta batasunos que responden a los nombres de «Sociedad Alcohólica» y «Su Ta Gar». No puede extrañar que estos canallas canten y animen en las fiestas organizadas por los ayuntamientos de Batasuna en las Vascongadas. Pero sorprende que en municipios del resto de España se dilapide el dinero público financiando a estos forajidos analfabetos. Aquí nada tiene que ver la libertad de expresión. Sí la ética, la estética y la decencia social. En este caso, la amoralidad, la antiestética y la indecencia social.
Cada conjunto de hijos de puta tiene una canción preferida, que oyen con delicia los hijos de puta que los contratan y los hijos de puta que los aclaman. La pieza magistral de los primeros se titula «¡Explota, zerdo!», y la de los segundos «Síndrome del Norte». Se creen transgresores, los muy imbéciles. Lo que está claro es que actúan en el país más libre del mundo, porque en otros se les aplicarían las leyes. Apología del terrorismo y recochineo insoportable del dolor ajeno. También desacato, calumnia e injuria, pero esas bobadas en España no constituyen delito. Aquí se le llama «terrorista» al Rey o al presidente del Gobierno, y lo hace un parlamentario autonómico de la cuerda de Llamazares, y a lo más que llega la Justicia es a regañar un poquito. Lo que escribía al principio. Un alarmante exceso de hijos de puta es lo que tenemos. Y no exportamos ni uno. Nos los quedamos todos para nuestro consumo interior. Así nos va.
«Huele a esclavo de la ley, zipaio siervo del rey, lameculos del poder, carroñero coronel, ¡Explota, zerdo! dejarás de molestar, ¡Explota, zerdo! sucia rata morirás». La segunda creación es aún más sutil. «Siempre que sales de tu casa, tú vas todo acojonao, mirando por todos los laos, ese bulto en el sobaco es poco disimulao. Al llegar hasta el cotxe dejas las llaves caer, no se ke haya un bulto raro, y ke te haga volar como a Carrero, como a Carrero, ay qué jodío es ser madero, en un lugar donde me consideran extranjero, porrompompero».
Buena rima, buena gramática, buen mensaje y artística superación. Eso es lo que han interpretado los responsables municipales de los ayuntamientos contratantes. En más de uno, muy probablemente, haya sido ocupada en su cementerio alguna tumba con antelación. No sé, algún civil, algún militar, algún niño, algún «zerdo» que


murió como una rata gracias a los amigos y protectores de estos insignes músicos. Resultaría interesante conocer qué ayuntamientos, qué organizaciones, qué centros culturales, qué asociaciones de vecinos, han contratado a estas pandillas de miserables. Y si mantienen los contratos en vigor, cuáles son los nombres de los hijos de puta correspondientes. Nos podemos llevar más de una sorpresa.
Insisto. En la mugre social, sin hacer renuncia de su condición de hijos de puta, hay otros grados de hijoputez que superan al de los idiotas que cantan y componen esas birrias intolerables. Y vuelvo al primer paso. Esos alcaldes que contratan o permiten, esos concejales que pagan y ovacionan, esos ciudadanos que acuden, bailan, tararean y ríen. Esos son los hijos de la gran puta en su grado de máxima excelencia. Todos esos.

Articulo de José María Carrascal en La Razón, domingo 20/03/2005

ZP y la Guerra Civil.

Durante muchos años he creído que quienes más interesados estaban en mantener el recuerdo de Guerra Civil, quienes no querían que se olvidase eran los vencedores de la misma, los franquistas, las derechas. Hoy me doy cuenta de que estaba completamente equivocado. Quienes más interesados están en mantener viva la Guerra Civil, en no olvidarla, son los perdedores, los republicanos, la izquierda. Ahí los tienen, un día tras otro, desenterrando muertos, retirando estatuas, haciendo homenajes, cuando de quienes la conocieron quedan ya muy pocos; participantes, menos; protagonistas, contados con los dedos de una mano. Pero el hecho es irrefutable e incluso puede fijarse con exactitud cuando empezó este fúnebre recordatorio: en el momento en que José Luis Rodríguez Zapatero se puso al frente del PSOE. Antes, los socialistas, como los demás partidos políticos, incluido el PSOE de Felipe González, estaban sólo interesados en superar este tristísimo episodio de nuestra historia. Sin olvidarlo, pero que fuese pasado. José Luis Rodríguez Zapatero parece, en cambio, empeñado en que sea presente. ¿Masoquismo? ¿Táctica?

Tras darle muchas vueltas, he llegado a la conclusión de que hay dos razones para ello. La primera es la obsesión de un sector de la izquierda, pienso que minoritario, pero poderoso, de dar la vuelta al resultado de la vuelta civil, de librarla de nuevo, aunque sea virtualmente. Y ganarla esta vez. En otras palabras, no han aceptado todavía aquella derrota y piensan en el desquite. La segunda, que así logran una enorme ventaja táctica en la política actual. Si ellos eran quienes tenían la superioridad moral en aquella guerra y el PP, el sucesor del franquismo, como su propaganda se encarga de machacar, todos los errores políticos que pueda cometer hoy el PSOE se olvidan y todos los éxitos del PP se ignoran, haciendo vanos sus intentos de recuperar el poder. La jugada es, pues, políticamente perfecta.

Pero peligrosa. Quien desentierra a los fantasmas de una guerra, puede encontrarse devorado por ellos. Y con él, todos. No estoy insinuando que los españoles nos liemos de nuevo a tiros. Pero que nuestra atmósfera se deteriora a ojos vista resulta innegable, con el consiguiente gasto de energías, hombres y prestigio. No son las batallas del pasado las que tenemos que librar los españoles, sino las del futuro: la productividad, el encaje en Europa, el problema de la inmigración, de la educación, de la sanidad, de la vivienda, de la natalidad, de los nacionalismos, entre otras. Aparte de que es materialmente inútil querer dar la vuelta al resultado de una guerra. Si don José luis Rodríguez Zapatero se empeña en ellos, puede encontrarse con la desagradable sorpresa de que lo único que puede hacer es librar otra. Y hasta ahí no creo que le siga ni su propio partido. Creo, vamos.

lunes, marzo 21, 2005

Artículo de LD 12.03.2004

12-III-2004
Fue ETA, pero si hubiera sido Al Qaeda, ¿qué?
EDITORIAL


La horrible masacre que padeció Madrid ayer quedará grabada para siempre en la memoria de todos los españoles. Porque, a pesar de ser, después de Israel, el país más castigado por la lacra del terrorismo, España, los españoles, jamás habíamos tenido que enfrentarnos a tanto horror concentrado en un solo día. Si todos los españoles de bien lloramos cuando vimos desmoronarse las Torres Gemelas, hoy tenemos el alma rota. Porque se trata de compatriotas nuestros, en algunos casos de parientes, amigos, vecinos o compañeros de trabajo. Se trata, también, de ciudadanos de otros países que eligieron España para vivir y para trabajar con nosotros, que buscaban más libertad y mejores oportunidades para ellos y para sus familias, y que nos ayudaban a consolidar nuestra prosperidad y nuestro bienestar. Pero, por desgracia, no escasean quienes, con cadáveres aún pendientes de identificar y con heridos que se debaten entre la vida y la muerte, pretenden encaramarse sobre las víctimas de la tragedia para otear posibilidades políticas en función de quiénes sean los autores de la atrocidad. No faltan quienes desean arrimar el ascua del dolor, la tristeza y la rabia de los españoles a las putrefactas sardinas de su incorregible sectarismo.

Todos los españoles deseamos saber con absoluta certeza quiénes hicieron volar esos trenes repletos de ciudadanos pacíficos e indefensos que iban a estudiar o a ganarse el pan. Pero mientras no se demuestre lo contrario, todos los españoles decentes, todos los españoles que tenemos memoria, sólo podemos señalar a un sospechoso: a la ETA. Porque fue Belén González Peñalba, uno de los interlocutores de la banda durante la tregua-trampa –cuando los españoles y el Gobierno de la Nación, en nuestro deseo de paz, en nuestra ingenuidad y nuestra buena fe, todavía creíamos que “hablando se entiende la gente”– la que dijo que en el momento en que los etarras quisieran negociar pondrían cien cadáveres sobre la mesa. Eran etarras los que intentaron atentar en Baqueira. Fueron etarras los que intentaron volar la Estación de Chamartín. Y eran etarras los que transportaban 500 kilos de explosivos en una furgoneta para perpetrar su particular 11-S cuando fueron detenidos a tiempo en Cuenca.

¿Cambia algo respecto a la ETA, y a quienes negocian protectorados terroristas con los nazis de la boina, la posibilidad de que haya sido Al Qaeda la autora de la masacre? ¿Deberíamos pedir perdón a Otegi y a los contertulios de Carod Rovira en el caso de que los asesinos, en lugar de llevar boina, lleven turbante? ¿Deberíamos pedir perdón a Ben Laden en el caso de que haya sido la ETA? ¿Deberíamos cambiar nuestro marco constitucional y nuestra política antiterrorista si las bombas las colocaron los etarras? ¿Hemos de dar la espalda a nuestros aliados en la lucha contra el terrorismo si las bombas pertenecían a Al Qaeda? ¿Debemos pedir perdón y arrepentirnos por haber ayudado a nuestros aliados a liberar Irak de una atroz tiranía cuya media diaria de asesinatos superaba con creces el número de víctimas que hoy lloramos? ¿Hemos de creer, acaso, que nos habríamos librado del terrorismo islámico si no hubiéramos apoyado a nuestros aliados?



¿Acaso hemos de olvidarnos de que, para los fanáticos del Corán, España es un territorio islámico “usurpado” por los infieles, un territorio que aspiran a “recuperar”? ¿Debemos negociar un protectorado terrorista islámico para toda España, del mismo modo que Carod negoció un protectorado terrorista etarra sólo para Cataluña? ¿Estaríamos dispuestos a traicionar a nuestros aliados y a pagar el precio que ello supondría para nuestra libertad y nuestra dignidad?

Deberían responder a estas preguntas quienes muestran más interés en seguir haciendo campaña para los comicios del domingo que en respetar el luto y honrar la memoria de las víctimas. No hace falta nombrarlos, pues son de sobra conocidos.